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¿Qué sucedió con Jacobo Grinberg a 27 años de su misteriosa desaparición

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Viral

1994 fue una año convulso para México. Entre el alzamiento zapatista del primero de enero y la toma de posesión de Ernesto Zedillo como presidente el primero de diciembre, el país experimentó la entrada en vigor del Tratado Libre Comercio de América del Norte, el inicio de una profunda crisis económica, el asesinato de un candidato presidencial, elecciones, otro fracaso de la Selección Mexicana y más. No es sorpresa que la desaparición de un científico, el neurofisiólogo Jacobo Grinberg, intrigó al país fugazmente y unos pocos meses quedó en el olvido.

Las teorías alrededor de su desaparición fueron muchas, así como las respuestas fueron pocas. Grinberg era uno de los grandes nombres de la neurología en ese entonces, dictaba conferencias en todo el mundo, se codeaba con la élite política del país y sus investigaciones (sobre el potencial transferido) lo colocaban en el imaginario colectivo junto a otras figuras de aura mística, como el escritor Carlos Castañeda. Y así, a pesar de la fama, un día se esfumó, dejando tras de sí apenas unas migajas.

Dieciséis años después, en 2010, un cineasta catalán viajó a nuestro país y el destino lo unió con la historia de Jacobo Grinberg. Ida Cuéllar pasó otros 10 años investigando las “muchas vidas” del prestigioso doctor, el resultado de sus pesquisas es el documental El secreto del Doctor Grinberg (2020), largometraje incluido en la programación de la vigésima tercera edición del Guanajuato International Film Festival, que se celebró un días atrás en el bajío mexicano.

Fascinado por la figura del doctor y el misterio detrás de su desaparición, entablé contacto con Cuéllar hasta España (donde, de día, el realizador se desempeña como publicista) gracias a la magia del internet. A continuación, comparto la charla con el creador de este thriller documental, lleno de espías y conspiraciones, sobre un ¿hombre? ¿chamán? ¿científico? Tal vez eso y más.

Eres de Barcelona, donde haces cine y publicidad, ¿cómo diste con este tema tan mexicano?

Nunca había ido a México, pero tenía muchas ganas de hacer el viaje. Te estoy hablando de hace 10 años. Hice el viaje con un amigo en el 2010, estábamos en unas montañas en Tepoztlán, cerca de Amatlán. Hablando de chamanes y curanderos con una mujer del monte, ella me dijo “¿no conoces a Jacobo Grinberg?” No tenía idea de quién era, me dijo que era un científico mexicano, que se lo había llevado la NASA y que había descubierto la telepatía. Me contó toda la historia.

Ella me habló de una curandera que conoció al doctor, Panchita, a ella sí la conocía por los libros de Jodorowsky. Es la curandera que operaba con un cuchillo en el monte y te salvaba de enfermedades incurables. En aquel momento, estaba ahí sentado y cogí un librito que había comprado la tarde anterior, era precisamente de Jacobo Grinberg, el tipo del que ella me estaba hablando. Lo compré sin saber nada, me atrajó que era un libro de poemas, Cantos de la ignorancia iluminada, me recordó un poco a los aforismos de Lao Tse. Dije: ¡ostras, qué sincronía!

Entonces empecé a leer los libros de Jacobo Grinberg y me sentí muy conectado con su historia, es increíble, no podía creer que fuera tan desconocida en México. En aquel momento, todavía, lo era más que ahora. Yo más que hacer la película, la historia me eligió para que yo la contara.

¿Por qué este evento desapareció de la conciencia mexicana?

Pensé mucho en eso, ¿por qué un personaje tan importante cayó en el olvido? Grinberg daba conferencias en Alemania, Estados Unidos, etc. Tiene como 46 libros, contaba con el laboratorio de investigación más grande de la UNAM, una de las universidades más grandes de Latinoamérica. Era un personaje importante, pero, aquello que investigaba, no estaba muy bien visto por el lado de la ciencia. Tuvo muchos problemas con colegas e instituciones, aunque tenía apoyo del gobierno de México, incluso de la hermana de un presidente (Margarita López Portillo) y de varias personalidades mexicanas. En la década de los 70 y 80, su investigación estaba muy alejada de la ciencia convencional.

Entonces, cuando él desaparece, hay gente que dice “este tipo no es un científico”, era controversial y se metía en temas que no parecían científicos. Grinberg siempre decía: “la ciencia no se define por su tema, sino por su método”, para él, lo que quisieras investigar se podía hacer con un carácter científico.

Es verdad que a muchos no les gusta investigar ciertos temas porque ponen en duda los sistemas e idiosincrasias de la propia ciencia. Grinberg estaba como entre dos mundos, era un científico eminente y, al mismo tiempo, estaba rompiendo los límites de la ciencia. Mientras estaba aquí, nadie le podía echar, porque era un genio. Cuando desapareció, empezaron a borrar su figura. Se dio por este paradigma, propio de su personalidad y carácter, su legado perdió fuerza por la desaparición. En otros casos, eso lo habría hecho un hombre más conocido, pero terminó por quitarle crédito.

Su principio, de que la ciencia dependía del método con el que se abordaban los temas, parece estar presente en tu documental. Hay rigor en la investigación.

Fue muy difícil encontrar la manera de contar esta historia, porque es muy basta. Tiene mil historias y mil Grinbergs dentro del relato, luego todas las posibilidades de su desaparición. Es como un juego de espejos. Decidí que quería contar una película que no fuera sólo para aquellos interesados en estos temas, sino que te atrapara. Por eso escogí el thriller como base, para que digas ¿un desaparecido? ¿quién es? Quisiera saber más. A partir de eso se despliega todo lo demás, las conspiraciones, lo místico. No quería hacer una película conspirativa, porque no sé qué pasó. Las conspiraciones, en el fondo, son túneles hacia otros mundos.

Una conspiración es un misterio y si intentas entrar, siempre es más complejo. No hay pruebas tangibles de qué pasó con Jacobo, acogiéndome a una frase de Patrick Harpur, un filósofo inglés muy interesante, él decía “los misterios no son como los enigmas, los enigmas son situaciones que se pueden resolver, es un problema que tiene solución. En un misterio, te adentras y al hacerlo profundizas, cambiando tu manera de ver el mundo” aunque no lo resuelvas. Hay cosas que dan otra perspectiva. Eso quise con la película, convertir a cada espectador en un detective. (David) Lynch lo ha dicho muchas veces, ante este misterio que hay, cómo podemos estar viendo futbol. Somos detectives del mundo y queremos saber. Había que despertar al detective en cada uno de nosotros. A mi me lo despertó la historia.

El documental empieza como un thriller, muta a una película de misterios, luego es metafísica y termina como una historia de espías. Es una estructura muy lúdica, captura la atención.

Era lo primordial. Al principio, quería hacer una película de autor. Incluso, como una reflexión, quizá no contando mi historia en Amatlán, pero sí siendo yo un personaje con voz en off. Entonces, me pregunté ¿qué película te gustaría ver a ti? No qué quería hacer. Vi una película de Errol Morris, The Thin Blue Line, sobre este tipo que está en la cárcel por un delito que no cometió. Me sorprendió y dije “si traslado esto a Grinberg y cojo la estructura del thriller con todo lo demás creo que sería muy interesante”.

Yo quería una película inmersiva, que como espectador quería meterte a ella y que no salieras. Te puede o no gustar la película, la puedes criticar, pero no puedes irte a mitad de la película. Te jala la historia, es el trabajo más duro que hicimos de guión y edición. El espectador queda agarrado de una historia que empecé a filmar en el 2010, he estado con ella casi 10 años y, en el fondo, se cuenta con gente hablando a cámara. ¿Cómo hacerla trepidante? Fue el gran reto, creo que se ha conseguido, mucha gente me ha dicho que se enganchó.

El potencial transferido, la investigación de Grinberg, es un tema que aparece cada vez más en la cultura popular desde hace unos 15 años. Tú que has estado tan cerca de sus estudios, ¿qué piensas del tema?

Doy por hecho que sus experimentos fueron exitosos, los han replicado otros investigadores. Pim van Lommel, un cardiólogo holandés, tienen un libro que se llamaba Más allá de la vida y habla precisamente de experiencias donde no estamos ni vivos, ni muertos. Él utiliza las investigaciones de Grinberg para explicar que la conciencia no es producto de la actividad cerebral, la conciencia está, nos rodea y nos empapa; nuestros cerebros son como pequeñas computadoras, tienen acceso a esa conciencia, no son generadoras de conciencia sino receptores. Esto lo demostró Grinberg, lo que pasa es que chocamos otra vez con los parámetros que acoge la ciencia. Hacen muy difícil que investigaciones de este tipo sean vistas como exitosas, porque exigen unos porcentajes de fiabilidad que están por debajo de lo posible de estos experimentos. Yo no tengo telepatía todo el tiempo, no puedo tenerla al momento, son experimentos que no funcionan.

Es complicado repetirlos.

Tal vez se pueden repetir, pero no van a funcionar el 100% de las veces. Imagina que Grinberg decía: “yo encierro a 10 personas en una Cámara de Faraday y una de ellas desaparece, ¿me van a decir que el experimento no sirve?” Si uno desaparece es un hecho científico, aunque no responde a los parámetros científicos de la ciencia actual, que exigen un resultado que se repita de manera regular. Hay cosas que suceden, pasan, se pueden comprobar, pero necesitan de estados, de una atmósfera, que lo permita. Quizá mi cerebro tiene una habilidad especial para comunicarse con el tuyo.

Sin lugar a dudas, los experimentos de Grinberg fueron demostrados cientos de veces en su laboratorio, lo que pasa es que responden a esto. Una vez un científico mexicano me dijo: “piensa que si para demostrar todo fenómeno paranormal con los mismos porcentajes que las farmaceúticas aprueban un medicamento nuevo, ya estaría todo aprobado”. Las farmaceúticas con el 60% de fiabilidad de una medicina salen a la calle. Si tienes un 60% de fiabilidad en astronomía u otra ciencia, te dicen que no, tiene que ser 90%.

Esto impide que este tipo de investigaciones triunfen en la comunidad científica, pero las cosas están cambiando con la física cuántica y todo lo demás. Las cosas están reventando, creo que todo va a cambiar pronto.

Hace poco Elon Musk presentó un experimento de implantes cerebrales, Grinberg parecía estar investigando algo similar pero sin la necesidad de una operación quirúrgica.

Hay dos caminos. Uno es el cyborg, implantarnos tecnología para lograr cosas que no podemos hacer. El otro, el PSI, el de la percepción sensorial, en el que nosotros desarrollamos capacidad que tenemos y conectarnos con habilidades de la mente sin necesidad de prótesis. Son dos elementos que ahora mismo donde lo tecnológico está ganando, pero es por la sociedad capitalista en que vivimos. Una máquina vale dinero, lo material es real, el alma no existe pero tu chequera sí. El amor es producto de bioquímica, en lugar de ser algo más grande que puramente químico. En lo materialista, triunfa lo económico. En una visión más humanista e integral, triunfaría lo humano.

La otra pregunta es si ambas cosas se pueden fusionar. Creo que estamos en un momento en que ciencia y espiritualidad deben unirse. No como, pienso, una máquina, sino unificando ambas para lograr una evolución real del ser humano. Unir el agua y el aceite.

Después de pasar 10 años con El secreto del Doctor Grinberg, ¿qué piensas qué pasó?

Cuando llegué a México todo mundo decía que lo había matado su mujer, pensaba que no podía ser. Leí muchos de sus libros y todo era muy raro, no podía ser un crimen pasional. Yo sabía que ella tenía algún tipo de conexión en su desaparición, ya sea ayudándole o auxiliando a otros a desaparecerle, pero nunca que se había enfadado con él y lo había apuñalado, era absurdo porque no había nada, realmente nada, que llevara a eso.

Hay varias teorías que se despliegan, aceptaba una y luego otra, pero, realmente, lo que pienso es que, como dice un texto de Calasso, el héroe de la novela vive una vida y una muerte, responde a un único gesto, pero el personaje mítico tiene muchas vidas y muchas muertes. Calasso dice, por ejemplo, que nadie tiene tantas vidas y muertes como Ariadna, el personaje mítico. Al leer eso, pensé que era la historia de Grinberg, él tuvo muchas vidas, era científico, papá, esposo, chamán, cada una de las posibilidades de la desaparición responden a estos personajes.

No sabemos qué pasó, el misterio es que todas las vidas de Grinberg, junto con sus respectivas desapariciones, son verdad. Son ciertas. Están en el imaginario colectivo, cada uno creerá su propia historia. Para mi, todas son verdad, tocan lo mítico pero no son falsas. Son varios planos de existencia, niveles de realidad diferentes. Aunque digas la CIA se lo llevó, lo tienen en un túnel, da igual. Para entenderlo, debes comprender cada uno de los niveles y ver que cada uno de ellos es, en su esencia, cierto.

Me parece una idea muy bella, como dice la película, que era un personaje tan grande que no podía seguir viviendo en esta realidad.

Es muy bonita, él la dejó escrita, en algún punto del documental sus textos dicen que tenía que trascender. Por eso el documental, empieza con una cita de La Odisea, en que habla de Ulises y cómo ya tendría que haber regresado con los suyos, los dioses no lo han querido. Pasa con Grinberg. Luego pasamos a un cuento de Andrómeda, sobre una vida pasada, y que conecta con ese Grinberg “intergaláctico”. Creo que en el fondo, hubiera pasado lo que hubiera pasado, que Grinberg ya no era de este mundo.

vía Forbes

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