En una conferencia de prensa matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador disipó preocupaciones sobre las 20 reformas constitucionales presentadas, asegurando que no comprometerán las finanzas públicas del país. Haciendo frente a las inquietudes sobre posibles impuestos y gasolinazos, AMLO enfatizó la responsabilidad en la administración del dinero público.
El presidente destacó que las reformas no significarán un aumento en la carga fiscal para los ciudadanos. Contrariamente, señaló que el único requerimiento para el próximo gobierno será dejar de condonar impuestos a los sectores privilegiados. Subrayó que el regreso de la corrupción y la gestión ineficiente podrían llevar a medidas fiscales impopulares.
AMLO afirmó que la Cuarta Transformación administra el dinero del pueblo de manera responsable, evitando la corrupción y la condonación de impuestos a grandes empresas. Estas prácticas éticas permiten tener recursos suficientes para financiar programas sociales y obras de infraestructura pública.
El presidente resaltó el crecimiento económico y la recaudación tributaria. Comparó la inversión pública de 500 mil millones de pesos cuando asumió el cargo con el billón invertido el año pasado, duplicando la cifra. Haciendo hincapié en la importancia de prevenir el robo de fondos públicos, AMLO aseguró que el crecimiento económico contribuye a un aumento en la recaudación.
Según datos del Servicio de Administración Tributaria (SAT), los ingresos tributarios al 6 de febrero superaron los 475 mil millones de pesos, mostrando un aumento del 2.4% respecto al mismo periodo del año anterior. Los ingresos generales alcanzaron 512 mil 245 millones de pesos, un 1.4% más que en 2023.
El presidente subrayó que el presupuesto alcanza con la eliminación de la corrupción y la no condonación de impuestos a los privilegiados. Datos de la Secretaría de Hacienda indican que la deuda en comparación con el PIB se ha mantenido estable, con estimaciones de un 48.8% para 2024.
AMLO reafirmó su confianza en la economía mexicana y descartó la posibilidad de una crisis en la transición del gobierno, destacando la diferencia con la transición de 1994 entre los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
